El arquitecto argentino Gaspar Libedinsky trabaja desde hace años en un terruño creativo en el que confluyen el arte, el diseño y la arquitectura. Hace muchos años que tenía en su cabeza la imagen de unas pantuflas que surgían del felpudo y dejaban el vacío cuando se iban. Como un felpudo de entrada al hogar, que de alguna manera uno identifica con la presencia o ausencia del dueño de la casa. El límite entre lo exterior e interior, lo público y lo privado. En su obra le interesaba resaltar ese salto entre la escala urbana y la hiperdoméstica. Cómo uno lleva lo doméstico a lo urbano cuando algo propio de la casa de repente sale a la ciudad y cómo después eso regresa a la casa. Con esa idea en la cabeza, Gaspar creó la pantufla perfecta, esa que hace que la experiencia de caminar sobre una superficie ensoñada se perpetúe en cada paso.
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Este producto ha sido distinguido con el Sello del Buen Diseño argentino 2017. Sello N° 2085